INTEGRACIÓN

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LA UNIVERSIDAD UN ESPACIO DE PERTENENCIA Y DEFINICIÓN SOCIAL

Más allá del costo o la reputación académica de cada universidad, la conexión emocional de nuestros hijos hacia la institución de educación superior resulta fundamental al momento de escoger la más adecuada para realizar la carrera universitaria.

Por María Pérez


Tal como compartía con ustedes en mi última columna, al momento de culminar la preparatoria nuestros hijos, los padres hispanos enfrentamos nuevos desafíos, pues ha llegado la hora que en la cultura norteamericana se corta el cordón umbilical y los hijos emprenden el camino hacia la tan añorada (y supuesta) independencia.

Así como en la anterior edición evaluamos los aspectos académicos y financieros para seleccionar las universidades más adecuadas en este país, resulta igual de importante enfocarnos también en los aspectos emocionales de cada hijo al analizar las ventajas y desventajas de las muchas opciones disponibles para poder decidir cuál se acomoda mejor a nuestras familias.

Las vacaciones de verano antes del último año de la preparatoria han sido tradicionalmente el momento de las grandes decisiones respecto adónde ir a la universidad. Se busca el “fit”, o sea, ¿cuál universidad se acomoda o acopla mejor a la personalidad, objetivos educacionales y potencial académico del estudiante? Algunos aspectos a considerar serían: la ubicación geográfica, el tamaño y número de estudiantes del plantel, y por supuesto, el costo. Así, es común visitar alrededor de 10 universidades en orden de preferencia, para compartir con estudiantes, conocer las residencias estudiantiles y los programas de estudios.

Respecto a las universidades en el noreste del país, es importante tener en cuenta que la estadía del estudiante se extenderá a los cruentos meses del otoño e invierno y la tardía primavera, muy diferente al agradable y fresco verano del momento de la visita, sobre todo en contraste con Houston. La distancia geográfica multiplica el costo y el acceso a las visitas a casa, más aún si se añaden escalas obligatorias desde localidades remotas.

Para finalizar, enfrenten este desafío como una aventura más dentro de la adaptación al “American Way of Life”. Tal como ocurre con la religión, no todas las universidades son iguales, pero de modo similar incitan fe y fidelidad incuestionables. El proceso de decisión requiere la inversión de tiempo, investigación, discusión y diálogo con sus hijos, lo cual representa una oportunidad para compartir nuestros valores y demostrarles nuestro cariño y preocupación. Los viajes a las universidades también ofrecen una oportunidad única de vivencias en común que se harán menos frecuentes con el paso de los años. La universidad en la cultura norteamericana representa un espacio de pertenencia y definición social, el lugar donde se forjan amistades y relaciones que perduran toda una vida, y como padres podemos apoyar a nuestros hijos en esa toma de decisión, ese es nuestro gran privilegio.  Y quién sabe, ¡también decidir cuál equipo estaremos vitoreando en el futuro!

El proceso de decisión requiere la inversión de tiempo, investigación, discusión y diálogo con sus hijos, lo cual representa una oportunidad para compartir nuestros valores y demostrarles nuestro cariño y preocupación.


María Pérez es doctora en filosofía e investigadora especializada en temas de historia migratoria y políticas de identidad regional. Para contactarla, puedes escribirle a meptx98@gmail.com