NUTRICIÓN

EL GLUTEN: MITO O REALIDAD


En los últimos años, los productos “gluten-free” los vemos diariamente en los supermercados. En esta edición, nuestra columnista de nutrición nos explica la razón por la cual estos productos son consumidos de forma masiva.

Por Isela Febres


Hace unos 5 años o menos una persona a quien acababa de conocer en un lugar de esparcimiento para niños, se ofreció a compartir un paquete de gomitas o “gummy bears” con mi hijo mayor. No recuerdo mi gesto o reacción, pero muy atenta ella me aseguró que era un producto “gluten-free”. Pensé, el gluten es una proteína en granos cultivados como el trigo. ¿Que relación tendría con unas gomitas azucaradas? Yo mas bien me preocupé por darle una merienda tan pobre de nutrientes y llena de colorantes al niño . En fin, le dije no tengo problema con el gluten y le agradecí por el gesto.

Fue desde entonces que decidí investigar sobre el tema así que  regresé a casa y comencé a aprender un poco más sobre esta nueva ola o corriente de productos “gluten-free”. ¿Por que habían incluso áreas específicas del supermercado dedicadas a este tipo de productos? Atendí algunos webinars sobre la epidemia de la intolerancia al gluten y leí algunas investigaciones llevadas a cabo en los Estados Unidos . Fue allí que descubrí que de acuerdo a las estadísticas, existe una correlación directa entre el aumento de la enfermedad celíaca y el uso del glifosato en el trigo. ¿Que puede explicar esta relación?

El trigo es un grano ancestral, ha sido cultivado desde los tiempos de Mesopotamia en países como Siria, Jordania, Turquía, Israel e Irak.  A diferencia de la cebada, sorgo u otro cereal similar, el trigo es el único que genera el famoso “pan levado”, debido a su mayor contenido de gluten. Esos agujeros que vemos en el pan, son parte de la acción del gluten. El pan ha sido consumido por siglos desde tiempos remotos, probablemente 6000 anos AC.  No tenemos reportes sobre la intolerancia al gluten de aquellas poblaciones del Medio Oriente, tampoco registros de ningún tipo de enfermedades relacionadas al consumo de pan cuando este ya se producía a nivel mundial.

Recordemos que el trigo es uno de los más importantes commodities agrícolas del mundo. Es decir, es un producto consumido por la mayoría de la población mundial. Sin embargo, no se habían presentado reportes de intolerancia o alergia al gluten  hasta hace unos 15 años aproximadamente. Coincidentemente, el uso de glifosato (el ingrediente activo del herbicida Roundup de amplio espectro) ha incrementado dramáticamente en los últimos 15 años, en conjunto con el uso de cultivos transgénicos.

Según la Dra. Stephanie Seneff, científica-investigadora senior en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), el glifosato parece estar fuertemente correlacionado con el aumento de la enfermedad celíaca. La investigación de la Dra. Seneff revela que cuando se trata de la intolerancia al gluten y la enfermedad celíaca, el problema en realidad no proviene de los productos transgénicos. El trigo no es transgénico. Más bien se relaciona con el uso del glifosato justo antes de la cosecha de muchos de los cultivos de trigo no orgánicos, a fin de reducir la cantidad de residuos que tienen que ser eliminados y para obtener una ventaja sobre las malezas durante el próximo año. Según la Dra. Seneff, la desecación de los cultivos de trigo no orgánicos con glifosato justo antes de la cosecha entró de moda hace unos 15 años. Curiosamente, cuando el trigo es expuesto a un producto químico tóxico como el glifosato, en realidad libera más semillas. “Se convierte en semilla mientras muere,” explicó la Dra. Seneff. “En su último suspiro, libera la semilla”. Esto da como resultado un rendimiento ligeramente mayor, y el glifosato también mata la hierba de centeno.

El glifosato provoca disbiosis intestinal (una condición de desequilibrio microbiano en los intestinos que puede provocar una inflamación intestinal y un intestino permeable) y un crecimiento excesivo de agentes patógenos. Es evidente que, además de los peligros potenciales asociados a los alimentos transgénicos—que incluye alergenicidad elevada—el tema de la contaminación por glifosato es uno muy importante. Parece desempeñar un papel fundamental no sólo en la enfermedad celíaca, sino también en el autismo, el Alzheimer y el cáncer. De hecho, el trabajo de la Dra. Seneff sugiere que puede jugar un papel en la mayoría de las enfermedades crónicas.

Es importante entender que el glifosato no puede ser lavado de los alimentos transgénicos, ya que se incorpora en cada célula de la planta. Y cuando consume alimentos procesados, claramente no puede lavar su contaminación—esa contaminación es parte del producto final.

En resumen, es mucho más difícil revertir el daño una vez causado, así que la respuesta es evitar el glifosato desde el principio, sobre todo en la alimentación de sus hijos. La única manera de hacerlo en este momento es comprando alimentos certificados orgánicos, o alimentos de un agricultor local que sepa que no utiliza glifosato u otros productos químicos sintéticos.

Las normas orgánicas no permiten glifosato. No hay que confundir esto con etiquetas que dicen “natural” o “all natural.” Estos no están regulados, y a menudo son alimentos transgénicos.

Esto es igual o más importante cuando se trata de carne y otros productos de animales, ya que los animales criados en granjas industriales suelen ser alimentados con piensos transgénicos, y el glifosato se bioacumula en los tejidos.

Se recomienda evitar el glifosato desde el principio, sobre todo en la alimentación de sus hijos

Isela Febres es ingeniera agrónoma y amante de la buena alimentación. Para contactarla, puedes escribirle al correo electrónico iselafebres@yahoo.com