EL ACEITE DE COCO: UN REGALO DE LA NATURALEZA


En los últimos años, los científicos han descubierto un gran número de beneficios provenientes del aceite de coco. En esta edición, nuestra columnista de nutrición nos explica cuáles son las ventajas de esta popular joya medicinal. 

Por Isela Febres


El aceite de coco se ha popularizado bastante en la última década, especialmente en los Estados Unidos. La razón principal es el reciente descubrimiento de su gran valor medicinal. La ciencia ha descubierto que los aceites de palmeras como aguaje, asaí, palma roja y coco no son los grasosos rufianes que pensábamos. Las grasas de cadena media del coco son grasas minúsculas y, mientras proveen energía al cuerpo, disminuyen el colesterol, protegen contra los corrosivos efectos de radicales libres y, sobre todo, tienen un peculiar mecanismo inmunoprotector que merece la pena explicar más detalladamente.

Durante años hemos huido de las grasas saturadas, normalmente asociadas a enfermedades del corazón, obesidad e hígado graso. Las grasas saturadas de cadena larga, como las que encontramos en las carnes rojas; son grasas de catorce a veinte carbonos, grasas tullidas, algo más rígidas, pesadas, aglutinantes, que generan amasijos y depósitos esclerosantes en las arterias. Las grasas de palmeras como el aceite de coco, por el contrario, son de cadena media y fácilmente digeribles. En otras palabras, las grasas animales se acumulan en las células a la espera de ser utilizadas mientras que la de coco se metaboliza directamente en el hígado y es utilizada de forma inmediata por el cuerpo humano.

El ácido láurico es la grasa más representativa del coco, ya que esta grasa ofrece propiedades antibióticas y antivirales. La mayoría de bacterias están encapsuladas en grasas, y las grasas que envuelven la membrana externa protegen el ADN del microorganismo (lo que les permite movilizarse fácilmente). Resulta interesante saber que las grasas de cadena media del coco tienen afinidad con las membranas de microbios, que son fácilmente absorbidas dentro de ellas y es ahí cuando debilitan su estructura protectora. En este sentido, al desintegrarse la membrana, el microbio fallece. Enseguida los leucocitos del sistema inmunológico limpian los desechos extintos de microbios y virus creados por este “choque de grasas”. Así pues, es el ácido láurico el que actúa debilitando la membrana celular de la bacteria y haciéndola vulnerable a la acción del sistema inmunológico. Siendo el aceite de coco un triglicérido, en el momento en que pasa por el tracto digestivo, éste se convierte en monolaurina y aquí demuestra su gran poder para levantar el sistema inmune, estimulando así la producción de leucocitos.

La naturaleza ha colocado el ácido láurico en la leche materna para asegurar una completa protección inmunológica al bebé. La leche de coco y el agua de coco han sido una eficaz nodriza en las islas de la Polinesia, Tailandia y Filipinas. El aceite de coco es usado para combatir infecciones urinarias, neumonía, influenza, hongos en la piel y pie de atleta, candidiasis, herpes y parásitos intestinales.

Por otro lado, el uso de aceite de coco en la cocina se justifica por su especial resistencia a las temperaturas elevadas como es el caso de la manteca animal o el ghee. Ambas son estables al paso del tiempo y resistentes a la rancidez. Sin embargo, el aceite de coco ofrece mayores beneficios que los de origen animal. Los aceites vegetales  que hoy se comercializan como “saludables” por su parte, tienen corta vida de anaquel y tienen que hidrogenarse para extender su uso y evitar su enranciamiento. Estas grasas son malignas y tóxicas para la salud, por lo que deberían evitarse y de ser posible, eliminarse de nuestra alacena.

Es por todos los motivos anteriores que recomiendo a todos nuestros lectores comprar el aceite de coco orgánico virgen, para así poder asegurar una producción sostenible y a la vez respetuosa de nuestro querido medio ambiente.


Isela Febres es ingeniera agrónoma y amante de la buena alimentación. Para contactarla, puedes escribirle al correo electrónico iselafebres@yahoo.com