EL COMPLEJO MUNDO DE LA PREPARATORIA EN EL SISTEMA ESCOLAR ACTUAL


En la segunda entrega sobre las características de la escuela preparatoria en Estados Unidos, la doctora María Pérez nuevamente nos revela algunas de las ventajas y desventajas de este sistema educativo.

Por María Pérez


Es común que algunos estudiantes hispanos, incluso nuestros propios hijos, no dominen el inglés al llegar a este país. Este es uno de los mayores contrastes que deben enfrentar muchos jóvenes en su periodo de transición tras el traslado de nuestros países de origen. Para facilitar esta transición, la mayoría de los colegios ofrece programas de ESL (English as a Second Language), en los que típicamente se separa a los estudiantes en clases especializadas en la enseñanza del inglés como lengua extranjera, pero siguen el resto del currículo de las otras materias sin ningún tipo de apoyo, por lo que generalmente se ubica a estos estudiantes en los estratos de bajo rendimiento, pensándose que al ser menor la exigencia académica podrán manejar mejor el material de estudios.

Como padres, conviene mantener una perspectiva crítica y no confiar ciegamente en las recomendaciones del sistema escolar y observar cuáles son las necesidades emocionales y académicas de los hijos.

Es una situación que podrá ser frustrante para estudiantes que se distinguieron académicamente en sus países y en su lengua natal, también compartirán clases con alumnos de bajo rendimiento y/o motivación, que podría impactar negativamente la actitud de los nuevos estudiantes. El efecto positivo es que recibirán la instrucción en inglés de profesores especializados en la enseñanza del inglés como segunda lengua y se concibe como un período de transición desde la lengua natal al inglés con otros estudiantes que enfrentan los mismos retos, aunque no sean necesariamente hablantes de español. Lo importante sería supervisar el progreso de los estudiantes, tal vez suplementar la enseñanza y ofrecer apoyo de tutorías en las otras materias para que los estudiantes se incorporasen a los niveles de alto rendimiento, de manera que estuviesen mejor preparados para las pruebas de admisión universitaria.

A pesar que es obvio que éste sería el resultado más deseable, a veces habría que considerar los intereses de las escuelas de mantener el presupuesto para estos programas, lo cual depende del número de estudiantes que participen de estos cursos. Como padres, conviene mantener una perspectiva crítica y no confiar ciegamente en las recomendaciones del sistema escolar y observar cuáles son las necesidades emocionales y académicas de los hijos, no empujar demasiado pero tampoco dejar que pierdan la motivación al no recibir suficiente estimulación académica por retenerse en programas que ya no son apropiados para su nivel.

Aunque parezca que el sistema escolar en los EE.UU. es mucho menos competitivo que en nuestros países, no es enteramente cierto; es un sistema estratificado en diferentes niveles, que ofrece la posibilidad de un diploma de preparatoria a un amplio segmento de la población. La exigencia académica depende del nivel en que quede clasificado el estudiante, y, desafortunadamente muchos estudiantes hispanos quedan encasillados en los niveles más bajos debido a la deficiencia de conocimiento del inglés. El estado de Texas requiere exámenes estandarizados todos los años, y los exámenes de admisión a la universidad se administran en el décimo grado (PSAT) como práctica, y después en el onceavo grado (SAT o ACT). Estos son exámenes de conocimiento general y pensamiento crítico, pero con un fuerte sesgo que favorece a los estudiantes nativos sobre todo en el área de lenguaje. Es recomendable que los estudiantes, sobre todo si aspiran al ingreso en las universidades de mayor prestigio, hagan cursos de preparación antes de tomar estos exámenes, cuyo formato también puede ser intimidante para estudiantes que no estén familiarizados con este tipo de pruebas.

Además del aspecto académico, la prepa ofrece actividades extracurriculares que enriquecen la experiencia social de los estudiantes y que también cuentan para el ingreso a la universidad. La prepa es un universo único para los jóvenes de EE.UU., con una serie de rituales que quedarán indeleblemente grabados en su memoria: las fiestas de Homecoming y de Prom marcan hitos en la vida de los adolescentes. Las actividades deportivas, sobre todo el fútbol americano, la asistencia a los partidos de este deporte, además de otras actividades como orquesta, coro, teatro, o debate, forman parte del desarrollo del individuo y clave para la aculturación y asimilación de nuevos estudiantes, por lo que es recomendable que encuentren su nicho y que participen en este tipo de actividades.

La exigencia académica depende del nivel en que quede clasificado el estudiante, y desafortunadamente muchos estudiantes hispanos quedan encasillados en los niveles más bajos debido a la deficiencia de conocimiento del inglés.

Para los padres implica un compromiso adicional de involucrarse como voluntarios en la escuela y por supuesto servir de choferes en las tardes y los fines de semana. Puede parecer una carga difícil de llevar pero la recompensa vale la pena, estarán vinculados a las vidas de sus hijos y conocerán a sus compañeros y a otros padres igualmente dedicados al bienestar y desarrollo de sus hijos. Las familias hispanas pueden contribuir a las escuelas dando a conocer su cultura y sus valores, en un intercambio que no debe ser unilateral; la adaptación al nuevo medio no consiste en despreciar nuestra lengua y herencia, sino en  aportar nuevos hilos al gran tejido de la cultura norteamericana.


María Pérez es doctora en filosofía e investigadora especializada en temas de historia migratoria y políticas 
de identidad regional. Para contactarla, puedes escribirle a meptx98@gmail.com